Cómo definir la voz de tu marca, paso a paso

Es tentador dejarse llevar por la idea de que nuestra marca es personal y su voz es natural, porque “habla como yo”. Pero, seamos honestas: Nuestra voz no es estática. Es un reflejo de las relaciones que queremos construir. Piénsalo. Ni tú ni yo nos dirigimos de la misma forma a todo el mundo. Depende de donde estemos o a quién tengamos delante. Nos guste más o menos reconocerlo, las dos adaptamos nuestro tono a lo que nos envuelve.

Hablemos de esto.

En el mundo real somos conscientes de nuestro contexto. Sabemos dónde estamos, entendemos qué hacemos ahí y cómo se comportan las personas que hay a nuestro alrededor. Con esa información y de forma natural (a veces), adaptamos el tono para conseguir lo que buscamos: encajar, destacar, molestar, atraer o pasar desapercibidas. Es un ejercicio que solemos hacer sin darnos cuenta, y que nos funciona.

Pero en internet el contexto no funciona así. Aquí estamos solas, cada una en su casa, envueltas por el ruido de la conversación digital que no para, no para, no para. El contexto en internet no son las personas que nos rodean. Son las personas que atraemos.

¿Cómo? Con lo que decimos, y con cómo lo decimos.

¿Qué es la voz de una marca?

Dentro de la Identidad Verbal, la voz de una marca es su personalidad en palabras. Es el resultado de entender qué ofreces, a quién, para qué, qué valores representas y qué emociones quieres generar. Hazte preguntas:

• ¿Cómo quiero que la gente se sienta?

• ¿Cómo quiero que me vean?

•¿Qué energía necesito proyectar?

La voz de tu marca no es un tono agradable o unas frases bien construidas. Es un equilibrio entre cercanía, autoridad y energía. Estas dimensiones te ayudarán a definir cómo quieres sonar y, sobre todo, cómo conectar con las personas que realmente importan. El primer paso es visualizar con qué tipo de personas quieres hablar. Si ya lo tienes claro ven, vamos a echar un vistazo al esquema:

Como ves, tiene 3 ejes. Cada uno, incluye una selección de categorías, ordenadas de menor a mayor intensidad, que si nos ponemos creativas podrían ser infinitas. Lo que tienes que hacer ahora es elegir:

• La cercanía, que define cómo te relacionas con tu audiencia. ¿Desde dónde quieres hablar? Hay marcas que hablan desde un pedestal y otras que parece que lo hacen detrás de una barra de un bar. Visualiza el escenario. ¿Tu marca necesita hablar como una experta en una conferencia o como una amiga en una cafetería?

• La autoridad, que decide el papel de tu marca en la conversación. ¿Eres una aprendiz que comparte su camino? ¿Una compañera que da la mano y acompaña a las demás? ¿O prefieres liderar como una experta que tiene todas las respuestas? Nadie ha dicho que una persona con un tono amigable no pueda tener la autoridad de una experta, pero quizá necesita reforzar otras partes de su identidad para proyectarla. Y por eso el branding es tan fascinante.

• La energía que proyecta, que responde a cómo eres, cómo te sientes en tu trabajo, y cómo quieres que las personas se sientan cuando interactúan contigo.

Cada uno de estos ejes es un espectro, y no necesitas posicionarte en un extremo. Tu marca puede moverse entre diferentes registros, dependiendo de lo que necesites transmitir (¡por supuesto!). Pero tomar decisiones y respetarlas es lo que construye una personalidad de marca coherente.

Si escribir un post te hace sentir incómoda, lo más probable es que la voz de tu marca esté enmascarando tu cercanía, diluyendo tu autoridad o proyectando una energía que no se alinea con la tuya. Si no escuchas a tu marca antes de hablar por ella, acabarás escribiendo sin ganas ni gusto, encajando a duras penas en un molde que ya existe. Y lo que es peor: perdiéndote lo realmente bonito de internet: acercarte a personas que comparten tu filosofía, sienten y piensan como tú.

El lenguaje es una herramienta para construir realidades.

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