Branding
delicioso para
creativas

Disfruta construyendo una marca que libere toda tu creatividad

“No te hagas freelance,
crea una marca ”

Yo también seguí este consejo, y me sentí ridícula.

Al principio me tomé mis bloqueos como parte del proceso. Pero los meses pasaban y yo no podía parar de crear marcas y matarlas tras publicar un par de posts en Instagram.

Avanzaba tres casillas y retrocedía cinco.

Aquello dejó de ser una fase para convertirse en un problema. Y gordo, además, porque yo me gano la vida creando marcas.

Mi frustración me quitó las ganas de comunicar y compartir. Cuando no te sientes orgullosa, ni representada ni inspirada, la respuesta natural es el silencio. Y el silencio te vuelve invisible.

En ese caldo de cultivo perfecto se despertó mi impostora. Juntas plantamos la semilla de la duda en mi estómago. Y así, toda la confianza que tenía en mi como profesional empezó a desaparecer.

Volví a verme como una niña pretendiendo sentarse en la mesa de los mayores. ¿Si tan buena era creando para los demás, por qué no conseguía hacerlo para mi?

Me sentía ingenua e incapaz. Cada día aquel nudo en el estómago me apretaba un poco más fuerte.

Como tenía poco dinero, empecé a releer mis manuales de la universidad: a buscar artículos, libros, cursos y podcasts para poder adaptar aquellas claves a mi realidad y mi manera de entender mi trabajo: Yo no era una empresa. O por lo menos, no me sentía así: pretender comunicar como una era empezar una performance con la que no me sentía cómoda. Con ojo crítico, fui masticando toneladas de información, y definiendo un proceso para crear mi propia marca, basado en el disfrute, el respeto y el autoconocimiento.
Cuando levanté la cabeza, habían pasado 5 años. Pero tenía algo fabuloso (a parte de una marca): una solución. Algo que compartir con personas que, como yo, deciden emprender un negocio solas, con pocos recursos y muchas ganas. La pregunta estaba servida: ¿Habrá alguna emprendedora creativa más que pase por este bloqueo con su marca? Creí que no serían muchas, pero por probar, hice un ad en Instagram. Pronto empezaron a escribirme cientos de personas. Mensajes preciosos, crudos y desgarradores que me dejaron sin palabras.
No estaba sola. Y la buena noticia, es que tú tampoco.